Las urracas de Australia Occidental demuestran una clara conexión entre su vida social y su desarrollo cognitivo, según un nuevo estudio de la Universidad de Australia Occidental. Los investigadores descubrieron que el nivel de interacción social que experimenta una urraca durante su primer año impacta directamente en su inteligencia, específicamente en tareas de aprendizaje asociativo.
La vida social temprana da forma a la capacidad cognitiva
El estudio, publicado en Ecology and Evolution, rastreó a las urracas en la zona urbana de Perth en tres etapas clave de desarrollo: 100, 200 y 300 días después de abandonar el nido. Estos períodos coinciden con hitos importantes: búsqueda de alimento independiente, cese de la alimentación de los padres y transición al desarrollo juvenil. Los investigadores midieron el rendimiento cognitivo mediante pruebas de aprendizaje asociativo y lo correlacionaron con la conexión de las urracas a las redes sociales.
Las interacciones vocales y agresivas impulsan el crecimiento cognitivo
Los hallazgos revelaron que las urracas que interactuaban con un círculo social más amplio, tanto a través de intercambios vocales positivos como incluso de encuentros agresivos, obtuvieron mejores resultados en las pruebas cognitivas 300 días después de abandonar el nido. Específicamente, las urracas que recibieron llamadas de más miembros del grupo y aquellas que fueron objeto de un comportamiento más agresivo mostraron mejores habilidades de aprendizaje.
Por qué la socialidad es importante para la inteligencia
Esto sugiere que la complejidad social en sí misma puede ser un motor del desarrollo cognitivo. Las interacciones frecuentes, ya sean cooperativas o de confrontación, probablemente obliguen a las urracas a evaluar, adaptarse y recordar constantemente la dinámica social. Este ejercicio mental continuo fortalece sus habilidades de aprendizaje asociativo.
Implicaciones más amplias
Los hallazgos del estudio se alinean con una investigación más amplia sobre la inteligencia social en animales, que indica que los entornos sociales complejos favorecen la evolución de capacidades cognitivas más agudas. Comprender este vínculo en las urracas podría ofrecer información sobre la evolución de la inteligencia en otras especies altamente sociales, incluidos los humanos.
En conclusión, esta investigación destaca el papel fundamental de la interacción social en la configuración del desarrollo cognitivo de las urracas, lo que sugiere que la complejidad social puede ser un factor clave de la inteligencia.

































