El programa de siembra de nubes de Irán: una apuesta desesperada contra una sequía grave

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Irán se enfrenta a una sequía catastrófica, lo que llevó al gobierno a lanzar una ambiciosa operación de siembra de nubes en un intento por evitar una posible evacuación de la capital, Teherán. Si bien la iniciativa representa una medida drástica, los expertos advierten que su efectividad es limitada y que las causas subyacentes de la crisis son mucho más profundas que la manipulación atmosférica.

La gravedad de la sequía

Las precipitaciones en todo Irán están actualmente un 85% por debajo del promedio, y Teherán recibió apenas 1 milímetro de precipitación este año. Los embalses están críticamente bajos, con una capacidad de agua de sólo el 5% en 32 represas importantes, algunas de las cuales ya se han secado por completo. La situación ha provocado una reducción de la presión del agua, multas previstas por consumo excesivo y la amenaza inminente de una evacuación masiva si las precipitaciones no mejoran para diciembre.

Causas fundamentales: crisis climática y mala gestión

Si bien la crisis climática global sin duda exacerba la sequía, la mala gestión del agua es el principal factor de la “bancarrota hídrica” de Irán. El gobierno ha ampliado la agricultura a regiones áridas, agotando los recursos, y medio millón de pozos ilegales, perforados por agricultores desesperados, están drenando las reservas de agua subterránea. Esta práctica insostenible, sumada al cambio climático, ha creado una tormenta perfecta.

¿Qué es la siembra de nubes?

Desarrollada en la década de 1940, la siembra de nubes implica dispersar partículas (normalmente yoduro de plata) en las nubes para fomentar la precipitación. Estas partículas actúan como núcleos de condensación, favoreciendo la formación de cristales de hielo que eventualmente caen en forma de lluvia o nieve. Si bien algunos estudios sugieren un aumento del 5 al 15 % en las precipitaciones en condiciones óptimas, demostrar la causalidad directa sigue siendo un desafío debido a la variabilidad climática natural.

La campaña de siembra de nubes de Irán

Irán inició recientemente su propio programa de siembra de nubes, desplegando agentes de siembra desde aviones de carga, drones y “generadores terrestres” (hornos de humo). Los informes iniciales sugieren aumentos localizados de las precipitaciones en algunas zonas, incluso alrededor del lago Urmia, que se está secando rápidamente. Sin embargo, para reponer los principales embalses se necesitan nubes con un contenido sustancial de humedad, un bien escaso en el clima árido de Irán.

Limitaciones y realidades

Los expertos enfatizan que es poco probable que la siembra de nubes resuelva la sequía. Karen Howard, científica de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental de Estados Unidos, señala que la técnica es mucho más difícil durante las sequías debido a la sequedad atmosférica. Incluso con la siembra, es posible que las nubes no contengan suficiente humedad para generar precipitaciones significativas.

Un beneficio marginal

Armin Sorooshian, de la Universidad de Arizona, sugiere que la siembra de nubes puede “exprimir unas cuantas gotas más” de los sistemas climáticos existentes, pero no provocará precipitaciones extremas ni un alivio generalizado de la sequía. Masas recientes de nubes de lluvia arrastradas desde el Mar Negro han provocado incluso inundaciones en el oeste de Irán, lo que sugiere que los patrones climáticos naturales desempeñan un papel mucho más importante que la intervención artificial.

En conclusión, si bien el programa de siembra de nubes de Irán puede ofrecer un beneficio marginal, no es una solución sostenible a la grave sequía del país. La crisis exige reformas a largo plazo en la gestión del agua, junto con esfuerzos globales para mitigar el cambio climático.