El primer usuario de silla de ruedas llega al espacio, siendo pionero en accesibilidad en vuelos espaciales privados

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El primer usuario de silla de ruedas llega al espacio, siendo pionero en accesibilidad en vuelos espaciales privados

Un ingeniero alemán que vive con parálisis se convirtió el sábado en el primer usuario de silla de ruedas en experimentar un vuelo espacial, embarcándose en un viaje suborbital con Blue Origin. Michaela Benthaus, que quedó paralizada en un accidente de bicicleta de montaña hace siete años, se unió a otros cinco pasajeros en el vuelo de 10 minutos sobre la línea Kármán -el límite del espacio reconocido internacionalmente- que partió desde el oeste de Texas.

Rompiendo barreras en el turismo espacial

El viaje de Benthaus marca un importante paso adelante en accesibilidad dentro del floreciente sector del turismo espacial privado. Si bien Blue Origin ha transportado previamente pasajeros con diversas discapacidades, incluidos aquellos con movilidad limitada, problemas de visión y audición, la participación de Benthaus representa el primer caso en el que alguien en silla de ruedas llega al espacio. La compañía solo hizo ajustes menores para adaptarse a ella, lo que demuestra que su cápsula New Shepard está diseñada para ser más inclusiva que los sistemas de vuelos espaciales tradicionales.

El vuelo en sí no requirió cambios importantes en la nave espacial. Los ingenieros de Blue Origin proporcionaron una tabla de transferencia para que Benthaus se moviera entre la cápsula y su asiento, y colocaron una alfombra en el lugar de aterrizaje para garantizar el acceso inmediato de sillas de ruedas al aterrizar. Ya había un ascensor en la plataforma de lanzamiento para facilitar su acceso a la cápsula.

El contexto más amplio: el espacio como frontera de inclusión

Este evento es más que un simple logro personal; Destaca un cambio en la percepción de quién puede acceder al espacio. Durante décadas, los viajes espaciales estuvieron reservados para astronautas altamente capacitados y físicamente capaces. Ahora, con el auge de los vuelos espaciales comerciales, la accesibilidad se está convirtiendo en una verdadera conversación. La Agencia Espacial Europea (ESA) también autorizó a un astronauta de reserva con una amputación para un futuro vuelo a la Estación Espacial Internacional, lo que indica una creciente aceptación de diversos viajeros espaciales.

El hecho de que este vuelo haya sido financiado con fondos privados y que los precios de los billetes no se hayan revelado también es crucial. Demuestra que las barreras financieras al acceso al espacio están cayendo, aunque no desapareciendo. Esto crea oportunidades y desigualdades.

Los desafíos persisten

A pesar de los avances, el caso de Benthaus subraya las limitaciones restantes. Ella necesitó ayuda del ejecutivo retirado de SpaceX, Hans Koenigsmann, y del ingeniero de Blue Origin, Jake Mills, para salir de la cápsula después del aterrizaje, ya que no puede caminar. Este es un marcado contraste con los astronautas que pueden autoevacuarse en caso de emergencia.

La propia Benthaus reconoce que la inclusión social va por detrás de las posibilidades tecnológicas. “Realmente espero que se abra a personas como yo, como espero ser sólo el comienzo”, afirmó, destacando la necesidad de cambios sistémicos más amplios en la accesibilidad, tanto en el espacio como en la Tierra.

El vuelo elevó el número total de viajeros espaciales de Blue Origin a 86, lo que indica el compromiso de la compañía de ampliar el acceso al espacio más allá de las fronteras tradicionales. Fundada por Jeff Bezos en 2000, Blue Origin continúa desarrollando cohetes más grandes y potentes, incluido el New Glenn, y tiene como objetivo enviar módulos de aterrizaje a la Luna.

Esta misión muestra que a medida que los viajes espaciales comerciales maduran, tienen el potencial de ser más inclusivos. Sin embargo, también nos recuerda que la verdadera accesibilidad requiere no sólo soluciones tecnológicas, sino también un cambio fundamental en las actitudes y la infraestructura.