El legado de Robert H. Bartlett: El Padre de ECMO salva a cientos de miles

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Robert H. Bartlett, el cirujano pionero ampliamente conocido como el “padre de la oxigenación por membrana extracorpórea” (ECMO), murió el 20 de octubre en su casa de Ann Arbor, Michigan, a la edad de 86 años. Su muerte, tras una enfermedad prolongada, marca el final de una era para la innovación médica y destaca el profundo impacto que ECMO ha tenido en salvar innumerables vidas en todo el mundo.

Bartlett dedicó su carrera al desarrollo de ECMO, un sistema de soporte vital que asume temporalmente las funciones de los corazones y pulmones que fallan. Imagínese esto: cuando un paciente sufre dificultad respiratoria aguda, paro cardíaco o trauma severo, la ECMO interviene como un salvavidas externo.

Una máquina ECMO actúa como corazón mecánico y pulmón artificial. Elimina meticulosamente la sangre del cuerpo, agrega oxígeno, expulsa dióxido de carbono, calienta la sangre a la temperatura normal y luego la devuelve a la circulación. Este proceso continuo puede durar días, semanas o incluso más, dando a los pacientes con lesiones críticas un tiempo precioso para que sus propios órganos sanen.

Piense en ello como un puente: la ECMO permite que el cuerpo del paciente descanse y se recupere mientras los médicos abordan el problema subyacente. Se usa en una variedad de situaciones de emergencia:

      • Ayuda para salvar Vidas Durante la Enfermedad: * * La ECMO ha sido crucial en el tratamiento de casos graves de neumonía, particularmente durante brotes como la gripe H1N1 (2009) y COVID-19 (2020).
      • Puente al trasplante: * * Para los pacientes que esperan trasplantes de corazón o pulmón, ECMO les ahorra un tiempo valioso hasta que haya un órgano donante disponible.
      • Tratamiento de lesiones críticas: * * Después de incidentes traumáticos como accidentes automovilísticos, la ECMO puede estabilizar a los pacientes con lesiones graves en el pecho o coágulos sanguíneos que comprometen el flujo sanguíneo.

El impacto de la ECMO es asombroso: según la Organización de Soporte Vital Extracorpóreo (ELSO, por sus siglas en inglés), fundada por el propio Dr. Bartlett, más de 260.000 recién nacidos, niños y adultos gravemente enfermos han recibido este tratamiento en todo el mundo. Más del 54% de los pacientes sobreviven a la intervención de ECMO y abandonan el hospital. Más de 100.000 vidas se han salvado gracias a esta notable tecnología.

“En esencia”, explica la Dra. Helen Ouyang, profesora asociada de medicina de emergencia en la Universidad de Columbia que ha estudiado ampliamente la ECMO, “se trata de mantener vivo el cerebro hasta que se pueda reparar el cuerpo.”La inquebrantable creencia del Dr. Bartlett en la ECMO impulsó décadas de incansables investigaciones y ensayos clínicos.

Su viaje comenzó en 1965 mientras trabajaba con el renombrado cardiocirujano pediátrico Dr. Robert Gross en el Boston Children’s Hospital. Ser testigo de las limitaciones de las máquinas cardiopulmonares existentes para uso prolongado durante la cirugía provocó la visión del Dr. Bartlett: un dispositivo capaz de oxigenar continuamente la sangre fuera del cuerpo durante días, lo que podría revolucionar el tratamiento de la insuficiencia cardíaca y pulmonar. Esto lo llevó a dedicar su vida al desarrollo de ECMO.

Los primeros obstáculos resultaron abrumadores. Un ensayo clínico fundamental en la década de 1970 arrojó resultados decepcionantes debido a protocolos inconsistentes y falta de experiencia generalizada. La ECMO fue abandonada en gran medida para pacientes adultos durante las siguientes tres décadas. Sin embargo, la perseverancia del Dr. Bartlett dio sus frutos en el tratamiento de recién nacidos con corazones y pulmones subdesarrollados o dañados.

En 1975, logró un éxito histórico en la Universidad de California, Irvine. Una recién nacida abandonada por su madre indocumentada, que luchaba contra una insuficiencia pulmonar grave, recibió tratamiento ECMO y se recuperó después de seis días. La bebé, llamada Esperanza (“Esperanza”) por las enfermeras, pasó a llevar una vida plena y permaneció en contacto con el Dr. Bartlett hasta su fallecimiento.

Este avance marcó un punto de inflexión para ECMO. Lo que alguna vez fue una sentencia de muerte casi segura para los recién nacidos que luchaban por respirar se transformó en una tasa de supervivencia del 80% gracias a esta tecnología innovadora. Esperanza Pineda, que ahora tiene 50 años, atribuye directamente al Dr. Bartlett haber salvado su vida: “Si el Dr. Bartlett no estuviera allí el día en que nací, no estaría aquí hoy.”

Más recientemente, ECMO ha sido testigo de un reconocimiento renovado durante crisis sanitarias mundiales como la pandemia de gripe H1N1 y COVID-19. Brindó un apoyo crucial a pacientes críticamente enfermos que luchan con dificultad respiratoria severa, salvando innumerables vidas en la primera línea de estas pandemias.

Más allá de su experiencia quirúrgica y contribuciones científicas, el Dr. Bartlett llevó una vida vibrante llena de música y literatura. Fue un consumado bombardino y contrabajista, actuando en varias orquestas y bandas a lo largo de su carrera. El Dr. Bartlett también escribió dos novelas, explorando temas de medicina, derecho y filosofía.

El legado de Robert H. Bartlett se extiende mucho más allá de la sala de operaciones y al ámbito de la innovación y la resiliencia humana. Su inquebrantable compromiso con el desarrollo de ECMO transformó la atención médica para pacientes críticos en todo el mundo, ofreciendo esperanza donde antes no la había. Su incansable búsqueda del conocimiento dejó un impacto duradero que continuará salvando vidas para las generaciones venideras.