Un nuevo estudio ha revelado tres especies previamente desconocidas de sapos arbóreos (género Nectophrynoides ) en las montañas del Arco Oriental y las Tierras Altas del Sur de Tanzania. Estos notables anfibios comparten una característica poco común: dan a luz a crías vivas (“sapitos”) que pasan por alto la típica etapa de renacuajo. Este hallazgo resalta la increíble diversidad dentro de este grupo único y plantea importantes cuestiones de conservación.
La cría de animales es excepcionalmente poco común en el mundo de los anfibios y la practican menos del 1% de las especies de ranas y sapos. El género Nectophrynoides ya era conocido por esta inusual estrategia reproductiva, pero ahora cuenta con un mayor número de estos “portadores de vida”. Antes de este descubrimiento, se sabía que sólo 17 de más de 7.000 especies de ranas y sapos producían crías vivas, 13 de las cuales pertenecían al género Nectophrynoides. Las especies recientemente identificadas (Nectophrynoides saliensis, Nectophrynoides luhomeroensis y Nectophrynoides uhehe ) aumentan significativamente ambos totales.
De masa a cuatro especies separadas
Inicialmente, los científicos pensaron que una sola especie, Nectophrynoides viviparus, estaba muy extendida en las Montañas del Arco Oriental y las Tierras Altas del Sur de Tanzania. Sin embargo, el análisis genético junto con un examen meticuloso de especímenes de museo y vocalizaciones revelaron cuatro especies distintas que habitan esta región.
“Algunos de estos especímenes fueron recolectados hace más de 120 años”, dijo la coautora del estudio Alice Petzold, científica evolutiva de la Universidad de Potsdam en Alemania. “Nuestro trabajo museístico pudo revelar exactamente a qué poblaciones pertenecían esos especímenes antiguos, lo que nos dio mucha más confianza para trabajos futuros con estos sapos”.
¿Un motivo de preocupación por la conservación?
Mientras que N. viviparus anteriormente no se consideraba vulnerable ni estaba en peligro debido a su supuesta amplia distribución, el descubrimiento de estas especies más pequeñas y más aisladas geográficamente genera preocupación sobre su estado de conservación. Cada especie puede enfrentar mayores amenazas en su hábitat fragmentado. La pérdida de una especie estrechamente relacionada, Nectophrynoides asperginis, en 2009 después de un proyecto de construcción de una presa y un brote de una enfermedad fúngica sirve como un crudo recordatorio de la fragilidad de estos ecosistemas.
Necesidad urgente de realizar más investigaciones
“Los bosques donde se sabe que se encuentran estos sapos están desapareciendo rápidamente”, advirtió el coautor del estudio John Lyakurwa, biólogo de la Universidad de Dar es Salaam en Tanzania. Estos frágiles hábitats están amenazados tanto por la actividad humana como por el cambio climático. Las investigaciones futuras se centrarán en evaluar las amenazas específicas que enfrenta cada especie y desarrollar estrategias de conservación específicas para protegerlas antes de que sea demasiado tarde.

































